El agua que da vida al desierto es realmente impresionante, en medio del desierto de Atacama, desde una inmensa altitud todavía podemos encontrar el río Quepiaco. Ubicado en la región de Bofedal de Quepiaco, el agua de esta laguna proporciona un impresionante ecosistema lleno de vida y color.

Una inmensidad de agua frente a ti es verdaderamente un paraíso y desierto, ¡y seguramente tendrás esta imagen en tu mente por el resto de tu vida!

Y por qué el nombre “Laguna Diamante” se conocerá cuando se encuentre frente a estas aguas cristalinas.

Incluso antes de llegar al Salar de Tara, pasarás por los monjes, conocidos como guardianes de La Pakana, dos pilares gigantes de piedra construidos verticalmente con una estructura muy similar a los moais de la Isla de Pascua. Fueron nombrados así porque la parte central del monumento se asimiló con las finas siluetas de los monjes.

Los monjes Blancos revelan un rastro artístico único de la naturaleza al demostrar su tono en medio de los paisajes. Estas son las formaciones esculpidas por ceniza volcánica y junto a ellas las famosas catedrales esculpidas por la erosión del viento y el agua durante miles de años. Estas son las formaciones talladas por ceniza volcánica y junto a ellas las famosas catedrales excavadas por la erosión del viento y el agua durante miles de años.

El horizonte parece no tener fin cuando se llega al destino final, el paisaje es simplemente impresionante, los flamencos y los colores de la peculiar flora de Atacama están en todas partes, sin mencionar que si miramos de reojo podemos admirar las exuberantes catedrales. Perderá el aliento, y no será por la altitud, sino por la emoción.